jueves, 5 de mayo de 2011

Madrid, año cero

Supongo que otros lo han hecho antes que yo, que no soy el primero ni el más original. No me importa, no es eso lo que busco. Me llamo... qué mas da cómo me llame. El cómo me llame no tiene sentido ya que, desde esta mañana he pasado a ser "Cien Kilos". Ese es mi verdadero nombre: "Cien Kilos". Cien el nombre, Kilos el apellido. Una cifra redonda pero un nombre horrendo.

Hace veinte años pesaba ochenta. Era, decían, un peso acorde con mi altura. Durante los ultimos veinte años he ido subiendo a kilo por año. No es mucho. Un kilo es algo asumible para un periodo de tiempo tan largo como es un año. Esta es la perspectiva optimista. La pesimista es que aspiro a vivir al menos cuarenta años más y, si las cosas siguen al ritmo actual,  por entonces pesaré ciento cuarenta. Estaré muerto. Seré un gordo muerto, inmóvil, sobre una cama con las sábanas sudadas. Seis bomberos me bajarán en camilla por las escaleras y los vecinos se asomarán a verme. Susurrarán. Una de mis manos, inerte, irá golpeando escalón tras escalón mientras me bajan. Una ambulancia  esperará a la puerta de mi edificio obstaculizando el tráfico. Sonará un claxon. Tétrico.

Necesito ponerme a régimen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario